La historia de Marilis Rosales

Apuesta a la prevención

  • 10 Agosto 2017
  • Marilis Rosales

Soy Marilis Rosales Dañobeitia, en diciembre de 2013 me hice mi mamografía puntual como cada año y me descubrieron una "bolita" en el seno derecho. A partir de ese momento empezó un largo camino por recorrer: citas con doctores, análisis, estudios y en mi mente una gran confusión; miedo, angustia, desesperación, hasta que finalmente me operaron en enero de 2014 y mi diagnóstico fue un cáncer de mama en Etapa 2. Continuamos con 6 quimioterapias y 32 radiaciones hasta terminar el tratamiento completo y hoy en día estoy con tratamiento de tamoxifeno todos los días por un período de algunos años.

Mi vida cambió en el momento de la noticia porque fue un antes y un después en la forma en la que empecé a apreciar la vida. Me vi tan frágil y vulnerable en un segundo y lo primero que sentí fue agarrarme fuertemente de Dios y decirle por primera vez en mi vida "Aquí estoy Señor, que se haga tu voluntad". Y esa entrega total fue la que me ayudó a salir adelante y victoriosa en mi problema de salud. Empezando porque tuve la oportunidad de un diagnóstico a tiempo, la posibilidad de tener los medicamentos para curarme, una familia que estuvo a mi lado todo el tiempo y un esposo incondicional que estuvo conmigo siempre.

Decidí que el éxito de mi tratamiento sería la actitud con la que yo enfrentará este problema y que solo de mí dependería cómo enfrentar el problema. En mi buró puse una hoja con el rostro de Cristo con un letrero que decía: "Señor ayúdame a a recordar que hoy no pasara nada, no hay nada que Tú y yo juntos no podamos superar" y todas las mañanas lo primero que veía al levantarme era ese papel que fue mi estandarte. Todos los días me repetía: "Que tu fe y tu confianza en Dios sean más fuertes que tu miedo".

El haber pasado por esta situación me hizo ser una mujer más fuerte y sacar lo mejor de mí. Fue un tiempo para meditar, para ver qué cosas de mi vida tenía que cambiar y corregir, pero sobre todo para ser un mejor ser humano y es ahí donde empecé a tener la necesidad de aportar algo en mi vida para ayudar a personas que están pasando por la misma situación que yo pasé ya que conocía las grandes necesidades que hay en esta enfermedad. Es entonces cuando conozco IMMI, un desodorante natural, sin aluminio, triclosan ni pararemos que ayuda a prevenir el cáncer de seno, y decido iniciar un nuevo proyecto en mi vida en donde los fondos de las ventas generadas de este desodorante puedan ayudar a mujeres de bajos recursos en la prevención del cáncer de seno.

Después de buscar en muchas partes y conocer varias fundaciones finalmente llegue a AMYCC y desde el primer momento que conocí esta Asociacion supe que era la ideal para el proyecto que yo traía en mente, ayudar a esas mujeres de bajos recursos para prevenir que pasen por lo mismo que yo pasé. Y encontré en AMYCC un grupo de mujeres con un gran corazón que habían pasado la experiencia igual que yo, con grandes valores y virtudes, comprometidas a esta causa y con grandes deseos de ayudar a las mujeres más necesitadas de nuestra comunidad en la prevención del cáncer se seno y cervicouterino y ahora colaboramos juntas por una causa en común. En AMYCC he tenido la oportunidad de trabajar con mujeres a las que les ha cambiado la vida en el contexto de la salud gracias a la oportunidad que han tenido de hacerte el ultrasonido de mama y el papanicolau logrando así una detección temprana de una grave enfermedad. Me siento muy agradecida con Dios de haberme puesto en este camino para poner mi granito de arena y hacer la diferencia.